El Hambre...la vergüenza....

El Hambre, la vergüenza de todos...

El mundo tiene 80 millones de bocas más que alimentar cada año. Las variaciones drásticas de los precios, especialmente al alza, constituyen una grave amenaza para la seguridad alimentaria de los países en desarrollo. La población pobre es la más gravemente afectada. 30 millones de personas mueren de hambre cada año y más de 800 millones se acuestan con el estómago vacío.

Ban Ki Moon instó a los dirigentes de países ricos y pobres a invertir "la energía y los recursos necesarios para ganar la batalla contra el hambre" pero el primero de los Objetivos de desarrollo del Milenio parece estar hoy más lejos que nunca de cumplirse; de acuerdo con el Banco Mundial, en el último año el aumento de los costos de los alimentos llevó a cerca de 70 millones de personas a la pobreza extrema en un mundo donde se produce alimento de sobra para todos.

Moon dijo que la desnutrición se puede evitar, y como ejemplo citó la hambruna que actualmente padecen más de 13 millones de personas en el cuerno de África. A su juicio, la sequía no tiene por qué convertirse necesariamente en hambre ni debe permitirse jamás que ello ocurra. Pero el mundo es bien distinto al que sueña Moon.
Ahora el mundo es capaz de producir alimentos no solo para seis, sino para 12 mil millones de personas, el doble de la población mundial, el hambre no debería existir. Pero el problema no está en la cantidad de alimentos que se producen, sino en cómo se distribuyen.
En los países ricos se acumulan excedentes agrícolas, montañas de productos lácteos, de frutas y de cereales que están obligados a destruir periódicamente para garantizar un precio mínimo a sus campesinos. Así se da la paradoja de que miles de toneladas de comida se destruyen mientras 30 millones de personas mueren de hambre cada año y más de 800 millones se acuestan con el estómago vacío, porque los precios de los alimentos se fijan en la bolsa de materias primas de Chicago donde solo hay banqueros y representantes de las grandes empresas que quieren ganar lo más posible y a los que les importa poco que los países del tercer mundo no puedan pagar los precios que a diario fija el mercado.

A este problema de los mercados especulativos, tenemos que añadir el que generamos en casa, los que hemos tenido la suerte de vivir en el primer mundo. Hasta el 20 % de los alimentos que compramos, acaban tirándose a la basura, unos 250 euros al año que en los  27 países de la unión harían un total de de aproximadamente 12 500 millones de euros que ayudarían mucho si en vez de tirarlos los enviamos a una ONG. 
Sin duda, vivimos en un mundo hipócrita, donde el hambre se ha convertido en una noticia más de la televisión.

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