Juana la Loca.

Juana la Loca.


Juana I de Castilla ( 1479- 1555) más conocida por Juana la Loca.
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/db/140_juana_1_1250x2000.jpg/480px-140_juana_1_1250x2000.jpgHija de los reyes católicos, reina de España entre  1504 hasta 1555, que debe su apodo,  
su limitado estado mental que le ocasiona los celos por el  amor que profesaba a su
marido, Felipe el Hermoso ( 1478- 1506), hijo del emperador germano Maximiliano I y
María de Borgoña, desde el mismo instante en que le conoció, cuando tenía 16 años -El mote  
del monarca, por cierto, no lo hubiera sido conferido en la autoridad, pues, según los retratos que se
conservan, no responde al ideal de belleza de hoy; no obstante, está todo le fue otorgado por la larga
lista de conquistas y amantes que tuvo en su vida-.
Según se relata el flechazo que surgió entre los dos el día que se conocieron por poco que incluso
se precipita el día de la boda coma planeada por los padres de ambos con el único objetivo de
establecer una alianza que fortaleciera los vínculos entre España y el imperio germano, y acorralar
así a Francia.
El caso es que, por lo que parece, la misma fogosidad que existía entre los jóvenes herederos se
deba también entre  Felipe el Hermoso y casi cualquier cortesana que se le acercara. Y así, solo dos
años después del enlace, celebrado el 21 de agosto de 1496, el rey comenzó con sus escarceos
amorosos que llegaron a oídos de la reina Juana. Unos celos obsesivos hicieron que mantuviera en
estrecha vigilancia, casi enfermiza, A su esposo, en quien en ningún momento, y a pesar de las
peticiones de juana,  cesó en su empeño conquistador.
Fueron algunos de los acontecimientos protagonizados por Juana I de Castilla que sucedieron en
lo siguiente. Los que provocaron que entre la población empezará a rodarse del estado mental de
la soberana. De hecho, incluso en su testamento la reina Isabel la Católica coma que deja como
heredera a su hija juana, incluye una cláusula en la que indica que en caso de enajenación mental
de esta la regencia sería encomendada a su marido, Fernando el Católico.
Pero, sin duda, el mayor argumento a favor de la locura de Juana fue la reacción que tuvo cuando
coma el 24 de septiembre de 1507, falleció repentinamente su amado y bello esposo. En lugar de
ser enterrado, el ataúd con los restos de Felipe I  fueron trasladados por Juana a la
Cartuja de Miraflores en Burgos.Allí, cada día, la soberana se sentaba junto al féretro y acariciaba
el rostro de su marido.Apenas unos meses después, en diciembre, los restos pudieron ser
trasladados hasta la Capilla Real de granada, y lo hicieron acompañados en todo momento,
hasta la fecha la primera,  qué camino los más de 700 kilómetros que separan ambas ciudades
abrazada al cetro de su esposo.

Los curiosos que se amontonaban a su paso contemplaban el rostro desgarrado de su reina,
pálido y sumido en la más profunda desdicha, lo que acrecentó las habladurías de la locura en
la que estaba sumida Juana.

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