La negatividad.

¿Ven mi negatividad?...con todo lo que está ocurriendo.

La gente que está  a nuestro alrededor percibe nuestro estado anímico a través de las señales que emitimos de forma constante. Muchas son invisibles a los ojos o tan sutiles que su interpretación hay que dejarlo en manos de  la percepción sensorial. La percepción es la manera en la que el cerebro de un organismo interpreta los estímulos sensoriales que recibe a través de los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad física de su entorno.
Lo que hace la persona que capta este estado anímico, es ponerse a la defensiva, siendo su resultado casi como el efecto dominó, se transmite de tal modo que hay en el ambiente un bucle que impide a nadie pedir o emitir señales afectivas, generando así, frustración e incomprensión entre las personas.


Hay quien piensa que  es un pecado estar de buen humor, con la que está cayendo. Es difícil poner buena cara, sincera, cuando por ejemplo comes, y piensas que otros están pasando hambre, y desgraciadamente se mueren, abrazas a los seres queridos o utilizas un coche que contamina la atmósfera. Lo cierto es que una cosa es ser consciente del sufrimiento que hay y otra es agrandarlo con más pena. Tanto el dolor como la pena son dos emociones muy contagiosas.

Ayudamos más si transmitimos ilusión, alegría y proponemos

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