VAMPIROS EMOCIONALES
Las personas pueden ser tóxicas o no dependiendo de su manera de ser, de la percepción que tienen del entorno y de su capacidad para controlar sus impulsos y emociones, sobre todo aquellas asociadas a la ira, la rabia, la envidia y los celos. Existen diferentes tipos de personas tóxicas dependiendo de la personalidad, la intención, el objetivo y el grado de perversión que puedan tener. Hay personas tóxicas que se pueden considerar vampiros emocionales al manipular y despojar a sus víctimas de su capacidad para pensar, sentir y actuar
con claridad y criterio. Quizás algunos vampiros emocionales se centran más en juzgar y culpar sin piedad, y otros en consumir la energía hasta dejar a su víctima seca y vacía.
Los hay que tienen como objetivo destruir la autoestima, crear dudas y empequeñecer a los demás para sentirse superiores, y otras que utilizan el miedo para atemorizar y paralizar con el fin de convertirse en poderosos dictadores emocionales. Están los vampiros emocionales que por celos o envidia manipulan estratégicamente hasta límites insospechados con tal de despojar al otro de sus recursos, criterio y estabilidad emocional. Estos últimos a menudo se caracterizan por ser psicópatas y en ocasiones incluso sádicos, al relacionarse con los demás de manera perversa y sibilina. Independientemente de la cercanía familiar, los tóxicos psicópatas y sádicos harán todo lo posible por minar el bienestar de sus víctimas; su objetivo es destruir, destrozar y desmoronar. Disfrutan y se regocijan potenciando las debilidades de los demás, alimentan sigilosamente la inseguridad y menosprecian con facilidad. También tienen una gran capacidad para reprochar y echar en cara. Exigen explicaciones sin cesar y demandan una” confesión” o unas disculpas resignadas. Este tipo de tóxicos necesitan tener culpables para que sus emociones de frustración, rabia o irá tengan sentido.
Son personas que no saben empatizar con otras, ya que hacer un esfuerzo por intentar comprender a los demás o ponerse en lugar del otro le resulta muy difícil. Suelen centrarse solo en ellos mismos y sus necesidades. Los tóxicos psicópatas suelen tener unas expectativas de los demás muy rígidas y exigentes y unos principios retorcidos y viven bajo unas normas inflexibles que a menudo dan lugar a críticas muy destructivas. Si tienen posibilidad de boicotear a los demás lo harán sin miramientos ni remordimientos, necesitan sentir que tiene siempre la razón, que son los conquistadores de la verdad absoluta y que, como vencedores, están por encima de los demás. Sin embargo, no todas las personas tóxicas son vampiros emocionales psicópatas. Aunque todos tienen en común que son personas que tienden a manipular, utilizar el sentimiento de culpa, como medio para conseguir su objetivo, no todos se dedican a arrancar los mecanismos de defensa de sus víctimas.
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Vampiros emocionales 2
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