Perseverancia
Perseverancia
Se conoce como perseverancia a aquel valor que disponen algunos seres humanos en su actuar y que implica la constancia, la firmeza y la tesón en la consecución de algo, ya sea una meta propuesta, como ser la de graduarse en la carrera de estudios que haya escogido, formar una familia o en el logro de algún trabajo que quiere conseguir si o si por los réditos económicos y profesionales que le puede dar. Es decir, la perseverancia es aquello que uno se propone alcanzar y por el cual empleará los medios, las estrategias que sean necesarias para llegar a tal o cual fin.
Se toma y sin dudas lo es, como un valor, porque generalmente ese fin, meta que alguien se propone es arduo de conseguir, ya sea por complicado per se o por el tiempo que puede tomarle a la persona lograrlo, en este último caso podemos citar como ejemplo el tener la casa propia, esa será la meta de la persona, en tanto, su actitud en pos de esta será la de trabajar muchas por horas por día, inclusive los fines de semana, durante varios años y nunca flaquear al respecto, eso, al final del camino y una vez conseguido se traduce como perseverancia.
Si una persona se caracteriza por su constancia y tenacidad estamos ante alguien perseverante. Quien adopta esta actitud como pauta general practica la perseverancia, una cualidad que ayuda a alcanzar los objetivos deseados.
La pereza y la dejadez son posturas contrarias a la perseverancia
La mayoría de proyectos personales dependen del empeño que pongamos en su ejecución. Si alguien dice que debería hacer más deporte o que tendría que estudia inglés, ambos proyectos resultarán exitosos si se realizan de manera tenaz y con constancia.
La perseverancia tiene dos "enemigos" naturales: la pereza y la dejadez
Si alguien decide matricularse en clases de inglés o apuntarse a una actividad física, ha dado un paso importante, pero no es suficiente, porque ambos proyectos requieren de fuerza de voluntad y de motivación para llevarlos a término. En este sentido, es bastante habitual que las actitudes perezosas acaben imponiéndose y los grandes planes se queden en nada o casi nada.
Perfil del perseverante
El perseverante es alguien normalmente paciente y que está dispuesto a pelear incansablemente por sus metas. Es un individuo que no se desanima con facilidad y que es capaz de superar los obstáculos que aparecen en su camino. Si alguien le dice que su proyecto no es viable, es muy probable que no le escuche y, en este sentido, su actitud es tozuda e incluso inflexible.
¿Por qué algunas personas son perseverantes y otras no?
Pueden darse varias respuestas a este interrogante. Sin embargo, la determinación de un individuo depende en gran medida de su grado de motivación. Si alguien sabe lo que quiere hacer y siente una pasión irrefrenable por conseguirlo, es muy probable que consiga su objetivo.
Al margen de la motivación como factor que determina la perseverancia, somos tenaces y luchadores cuando disfrutamos con lo que hacemos porque sentimos una auténtica vocación y pasión por algo. Pensemos en un español que se enamora perdidamente de una polaca, pero al desconocer su lengua tiene serias dificultades para comunicarse con ella. Si su amor por esa persona es sincero, previsiblemente será perseverante en el estudio de un nuevo idioma.
La otra cara de la perseverancia
Si bien la constancia y el esfuerzo son actitudes generalmente positivas, en algunas circunstancias no lo son. Así, mantener una postura perseverante cuando no hay ninguna posibilidad de alcanzar el éxito es un planteamiento vital poco inteligente.
La perseverancia debe ser para cualquiera un valor fundamental, que si no se lo ostenta de nacimiento o por adopción, será necesario que se lo practique, porque seguramente de el dependerá no solamente el logro o no de nuestros objetivos en la vida, sino también el que seamos personas destinadas al éxito o por el contrario, al fracaso.
Un consejo para lograr una aceitada perseverancia será el de tener bien a tiro la virtud de la fortaleza, ya que solo con esta la obtendremos o estaremos cerca de hacerlo.
Se toma y sin dudas lo es, como un valor, porque generalmente ese fin, meta que alguien se propone es arduo de conseguir, ya sea por complicado per se o por el tiempo que puede tomarle a la persona lograrlo, en este último caso podemos citar como ejemplo el tener la casa propia, esa será la meta de la persona, en tanto, su actitud en pos de esta será la de trabajar muchas por horas por día, inclusive los fines de semana, durante varios años y nunca flaquear al respecto, eso, al final del camino y una vez conseguido se traduce como perseverancia.
Si una persona se caracteriza por su constancia y tenacidad estamos ante alguien perseverante. Quien adopta esta actitud como pauta general practica la perseverancia, una cualidad que ayuda a alcanzar los objetivos deseados.
La pereza y la dejadez son posturas contrarias a la perseverancia
La mayoría de proyectos personales dependen del empeño que pongamos en su ejecución. Si alguien dice que debería hacer más deporte o que tendría que estudia inglés, ambos proyectos resultarán exitosos si se realizan de manera tenaz y con constancia.
La perseverancia tiene dos "enemigos" naturales: la pereza y la dejadez
Si alguien decide matricularse en clases de inglés o apuntarse a una actividad física, ha dado un paso importante, pero no es suficiente, porque ambos proyectos requieren de fuerza de voluntad y de motivación para llevarlos a término. En este sentido, es bastante habitual que las actitudes perezosas acaben imponiéndose y los grandes planes se queden en nada o casi nada.
Perfil del perseverante
El perseverante es alguien normalmente paciente y que está dispuesto a pelear incansablemente por sus metas. Es un individuo que no se desanima con facilidad y que es capaz de superar los obstáculos que aparecen en su camino. Si alguien le dice que su proyecto no es viable, es muy probable que no le escuche y, en este sentido, su actitud es tozuda e incluso inflexible.
¿Por qué algunas personas son perseverantes y otras no?
Pueden darse varias respuestas a este interrogante. Sin embargo, la determinación de un individuo depende en gran medida de su grado de motivación. Si alguien sabe lo que quiere hacer y siente una pasión irrefrenable por conseguirlo, es muy probable que consiga su objetivo.
Al margen de la motivación como factor que determina la perseverancia, somos tenaces y luchadores cuando disfrutamos con lo que hacemos porque sentimos una auténtica vocación y pasión por algo. Pensemos en un español que se enamora perdidamente de una polaca, pero al desconocer su lengua tiene serias dificultades para comunicarse con ella. Si su amor por esa persona es sincero, previsiblemente será perseverante en el estudio de un nuevo idioma.
La otra cara de la perseverancia
Si bien la constancia y el esfuerzo son actitudes generalmente positivas, en algunas circunstancias no lo son. Así, mantener una postura perseverante cuando no hay ninguna posibilidad de alcanzar el éxito es un planteamiento vital poco inteligente.
La perseverancia debe ser para cualquiera un valor fundamental, que si no se lo ostenta de nacimiento o por adopción, será necesario que se lo practique, porque seguramente de el dependerá no solamente el logro o no de nuestros objetivos en la vida, sino también el que seamos personas destinadas al éxito o por el contrario, al fracaso.
Un consejo para lograr una aceitada perseverancia será el de tener bien a tiro la virtud de la fortaleza, ya que solo con esta la obtendremos o estaremos cerca de hacerlo.
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