Anécdotas de la familia. "Compartir".
La familia
La base de compartir, es el respeto.
Compartir espacio, tiempo, intereses, materiales o cualquier objeto, de valor o no, requiere un esfuerzo por parte del que ofrece lo compartible y el que lo recibe. Compartir es una danza delicada que requiere capacidad observadora y sensibilidad para saber identificar los límites propios y los de la persona con la que se pretende compartir. La clave está en el respeto y en la capacidad de valorar el acto de compartir.
Cuando compartimos algo con alguien necesitamos sentir que aquel que recibe una parte de nosotros lo valora, lo cuide y lo respeta, así como el otro necesita sentir lo mismo por nuestra parte. Cuando sentimos que somos respetados, bajamos nuestras defensas y disfrutamos de la persona que hemos invitado a entrar en nuestra vida de una u otra forma. Cuando sentimos que las personas con las que convivimos respetan nuestras cosas, nuestros espacios y nuestros sentimientos, se fortalecen los vínculos con ellas, mientras que las personas que no nos respetan despiertan sentimientos de frustración y nos ponen a la defensiva o tomamos distancia.Por lo tanto, el respeto es un valor esencial y básico para la convivencia familiar, independientemente el espacio y el tiempo que se esté compartiendo. Algunas familias viven en pequeños espacios, por lo tanto deberán estar más atentos para aplicar el respeto con más asiduidad y delicadeza es decir deben estar más pendientes y ser más conscientes de los espacios y límites territoriales personales y privados para evitar enfrentamiento. Sin embargo, igualmente es importante aplicar esta misma atención y respeto en espacios comunes, por muy amplios que sean. El ser humano es expansionista y su tendencia es incorporar más territorio a su espacio vital para sí mismo y su grupo, portanto independientemente de lo grande o lo mucho que tenga, no hay que olvidar que su naturaleza es seguir adquiriendo territorio y expandir sus horizontes.
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