la avaricia
La avaricia, raíz de todos los males. |
para dar lugar a personajes, muchas veces con una vertiente cómica. Ahí tenemos al famoso tío Gilito, de la serie
la avaricia
Podríamos decir que una persona avara es aquella que muestra una clara obsesión por reunir dinero y que, sin embargo, no quiere gastarlo. Pero, ¿qué razones llevan a una persona a ser avara? ¿Por qué alguien podría vivir obsesionado con ganar un dinero que no piensa gastar? ¿Cuál es el perfil psicológico de un avaro? El avaro es, en esencia, una persona que teme la incertidumbre del futuro. La obsesión del avaro por acumular dinero, cuanto más dinero mejor, y no pretender gastarlo responde a la inseguridad frente a lo que pueda ocurrir. Para un avaro, el dinero es sinónimo de seguridad, y la falta de dinero lo es de miedo. Miedo ante acontecimientos desgraciados y no previstos, ante los cuales solo el dinero podría ayudarle. La percepción del futuro del avaro suele ser pesimista; su capacidad de disfrute está totalmente bloqueada por su constante preocupación. Donde cualquiera podría ver en un billete de 100 euros la posibilidad de darse un buen festín, el avaro ve una pieza intocable que podría necesitar en caso de que algo malo ocurra.
El estilo de vida de un avaro suele ser, en casos extremos, casi miserable. El miedo más común del avaro y frente al que trata de protegerse es, precisamente, el acabar en la pobreza en un futuro, sin darse cuenta de que esta obsesión le lleva a vivir en la pobreza en el presente. Se empeña en ahorrar en todos los aspectos de su vida: comida, ropa, comodidades, etc. Esta actitud genera un círculo vicioso: el ganar dinero se convierte en la ansiedad de tener que ganar todavía más dinero. En este sentido, el avaro da prioridad al dinero o lo material frente a las relaciones humanas: es por eso que son poco solidarios y tienen cierta falta de empatía por los demás. Es aquí donde más cabe diferenciarse entre la avaricia y la simple tacañería. Una persona tacaña ahorrará, pero su visión de lo material no le impide gastar. Es más, no le importará gastar si lo hace en aquello que le gusta; ahorrará en ropa o comida, pero no le importará gastar su dinero en un viaje o un coche. El avaro, sin embargo, carece de esta capacidad de disfrute del dinero.
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