Fortaleza como virtud.-
Fortaleza
como virtud.-
Etimología y acepcion
La palabra fortaleza deriva
del vocablo latino fortis, "fuerte". Abarca los dos
conceptos de «fuerza física» y «energía de ánimo» y no debe confundirse con el
concepto y el vocablo «violencia».1 Por la primera acepción el hombre
repele y supera los ataques físicos mientras que por la segunda soporta,
rechaza y supera las grandes dificultades que se oponen o le impiden la «realización
moral del bien según el orden de la razón».2 Como indica el título del artículo,
se trata de exponer la fortaleza según la segunda acepción antes citada
(energía de ánimo), no en el sentido de la primera acepción (fuerza física).
Definición de fortaleza
De acuerdo con lo anterior, la fortaleza es
una virtud, una de las cuatro virtudes cardinales.
El «sujeto» es el apetito irascible en cuanto está subordinado a la razón. Su
«fin» es quitar los impedimentos de temor o temeridad que llevan consigo las
pasiones para conseguir que la voluntad no deje de guiarse por los dictados de
la recta razón frente a los serios males y peligros
corporales.3
Lugar que ocupa entre
las cuatro virtudes cardinales
Teología moral de la fortaleza
En la teología cristiana,
la fortaleza es una de las cuatro virtudes cardinales junto
con la prudencia, justicia y templanza. Consiste en vencer el temor y huir
de la temeridad. Para los cristianos, la fortaleza asegura la firmeza en las
dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando
incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una
causa justa.4 La fortaleza da firmeza a las
decisiones tomadas para resistir las tentaciones y superar los obstáculos que
se presenten en la vida moral de cada persona. Esta virtud capacita para vencer
el miedo, incluso a la propia muerte, así como para afrontar las pruebas y las
persecuciones.5
La fortaleza se describe como la virtud
que da valor al alma para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos,
moderando el ímpetu de la audacia. Su fin es ordenar el apetito a la razón, de
modo que la voluntad siga la razón cristiana ante los peligros o dificultades.6
En el Nuevo Testamento, en el Evangelio según San
Mateo, se dice que
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos padece violencia, y
los esforzados lo conquistarán. Mt 11,12.
pero esta fuerza no quiere decir algo
similar a una violencia contra los demás, sino fuerza para combatir las
miserias y debilidades de uno mismo; es valentía para no disfrazar las
infidelidades propias; también es la audacia que se debe tener para reafirmar
y confesar la fe especialmente cuando el ambiente es contrario.7
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