Saber Decir... ¡No!...

Saber  Decir... ¡No!...Cuando toca.

Muchos veces hemos dicho Si, queriendo decir No.
https://cdn.pixabay.com/photo/2016/10/04/17/43/icon-1715005_960_720.jpgEn cuántas ocasiones hemos hecho cosas que no queríamos hacer por miedo.
En nuestras vidas nos encontramos con encrucijadas tras las que debemos tomar una determinación.


No somos capaces de decidirnos y hacer lo que deseamos con libertad. Muchos de nosotros en la vida cotidiana nos movemos  en esta trampa, angustiados cuando nos tenemos  que decidir entre nosotros  y los demás, confundiendo muchas veces la humildad, el sacrificio, el favor y la obligación.

La impulsión a decir “Si”

En reiteradas ocasiones, nos damos cuenta de que somos complacientes con los demás, a pesar de que lo que tenemos claro en nuestra mente, si queremos o no queremos hacer algo. El caso es que puede que no queramos hacerlo, pero aun así cedemos. Esto puede ser debido a muchos motivos, dependiendo del contexto, la persona y lo sucedido, pero en general las causas suelen ser la timidez, la falta de habilidades sociales, el miedo a defraudar o ser rechazado, la necesidad de ser aprobados o agradar a los demás, la falta de seguridad en uno mismo, etc…
Incluso a veces, cuando no podemos decir “no” es porque no sabemos diferenciar cuáles son nuestras prioridades, hacia donde apuntamos o cuál es nuestro blanco, encontrándonos perdidos en nuestras dudas. Pero serán las decisiones que tomamos las que se encuentren determinadas por aquello que queremos alcanzar, por lo tanto ¿apuntamos al lugar correcto? ¿O estamos sin embargo, hablando cosas por hablar? Si sabemos lo que queremos, podremos definir qué es lo que aceptaremos y que rechazaremos, siendo tanto el sí como el no, límites y permisos que nos otorgamos a nosotros mismos.
Habitualmente no sabemos decir no a las personas más cercanas a nosotros, o a aquellas que tenemos afecto o temor, en cualquier caso, lo único que no queremos es ofender, pensando por lo tanto que es mejor no decir nuestra opinión. Pero esto es un error, porque cada vez que nos negamos a nosotros mismos aquello que deseamos lo que hacemos es devaluarse e ignorarnos. Si lo que ocurre es que por un momento dudamos, lo recomendable es tomarse un tiempo para reflexionar y decidir, y una vez lo hayamos decidido, mantenerlo y no cambiarlo a la primera de cambio, ya que ser fieles a nosotros mismos y a nuestras palabras hará de nosotros personas creíbles y confiables. Las palabras tienen su valor, controlemoslas.

Aprender a decir ¡NO!

– Preguntándonos y reflexionando sobre eso que  nos piden lo que  queremos hacer.
– Es necesario  un tiempo para pensar y   responder.
– ¿Hay tiempo para hacerlo?¿Tienes tiempo para ello? Evalúa tus prioridades.
– Posibilidad de buscar un punto medio, establecer un acuerdo.
– Ser honestos y amables cuando digamos “no”. Ser asertivos.
– Empezar a practicarlo.
– No permitirle asomarse a la culpa.

Hay que saber decir ¡No!, tranquilamente, sin enfados, defendiendo la razón si fuere necesario, para la salud emocional de todos.

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