¡Si que puedo! 2
¡Si que puedo! 2
Titanio |
Cuando empezamos algo que en principio va llevar tiempo, conseguir un trabajo mejor y para ello debemos realizar algún curso de especialización, relaciones con otra persona, o enfrentamos alguna enfermedad, etc. Ya sabemos que la vida es un continuo caminar y en ese caminar encontramos de todo, de todo tipo de experiencias, buenas y malas, y de todas ellas, un ciento para solucionar, si así lo requieren las circunstancias, en muchas ocasiones hacemos como el avestruz, actitud poco aconsejable, hay momentos que no estamos para ciertas situaciones, aún así deberíamos de ser conscientes para distinguir lo que hacer de inmediato o aplazar, de forma cautelar.Existe la terrible e implacable influencia de los que están a nuestro alrededor, influencia que nos afecta y determina nuestras decisiones, la existencia del que dirán, hacemos más, de cara a los otros que de cara a nosotros mismos. Las propias decisiones y sobre todo las relevantes, han de ser cosa nuestra. El consejo es bueno y aconsejable pedirlo, cuando las cosas no están claras. acudir a personas de confianza es lo propio, pero ¡ojo!, dejarnos en manos de cualquiera, sería contraproducente(más perjuicio que beneficio).
Por eso, las personas que viven nuestras adversidades porque hemos contado con ellas , con el tiempo se olvidan, quedando en nosotros los recuerdos, ya sean buenos o malos. A nadie le interesa nuestro fracaso o éxito, tanto como a nosotros mismos, y con ello viviremos toda la vida.Las adversidades no hay que tomarlas como una derrota, ¡nada de eso!. Cuando vivimos algo inesperado, fuerte o desagradable, nos debe servir para crecer, para que nuestro bagaje vital sea indestructible.
-El miedo al fracaso, ¿porque lo voy hacer si no tengo posibilidades?, los otros son mejor etc. -Falta de confianza, no puedo, no soy capaz-Pesimismo, haga lo que haga, volverá a salir mal-Miedo al éxito, si salgo bien parado, vendrá otra prueba-Justificamos todo y nos falta valor para determinar nuestra propias carencias, damos la derrota como victoria, ¡triste!, y aquí, nosotros mismos justificamos el fracaso, nos predisponemos al fallo más contundente. Y si ocurre, que hay muchas posibilidades de que así sea, nos diremos...¡ya lo sabía!¡no sé para qué lo hice!etc.
Si evitamos la cronificación de las excusas, apartaremos la no confrontación al riesgo y al esfuerzo, pués se puede convertir en una rutina que se repita una y otra vez. Vamos a mirar el desafió de frente y hasta retarlo, hoy no me rindo, mañana puede que sí.
Existe un mecanismo de defensa bastante frecuente en el humano: echamos una mirada al derredor y decimos...¡"que mal está todo"! y automáticamente nos sumergimos en barrizal de negatividad, donde los proyectos y las exigencias son vaporosos(no hay)inconsistencia total. Fase donde nos codeamos con la lamentación y la inexistencia del esfuerzo, las ilusiones se desvanecen, y la voluntad se hace como una losa de pesada, donde todo = a la mediocridad + desaliento.
Quiero, desearía animar, tratando de desenmascarar un poco, la oscura condición con la que tenemos una lucha permanente, nuestro "ser" y su productividad en el paso por la vida.
Busquemos con deseo el pertenecer a esos duros metales, utilizados para las tareas más radicales en la industria, o al menos aproximarnos.
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