El mentiroso. Como se delata a si mismo.

Lista tipo, que resume los gestos que delatan o un mentiroso.

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  •      Tocarse la nariz. La nariz está compuesta por tejidos eréctiles como el pene, por lo que se llena de sangre. Por ello, quienes mienten suelen tocarse la nariz, porque están incómodos con la sangre que fluye a esa zona; en ese caso, se habla del “efecto Pinocho”.
  •      Echarse hacia delante.
  •      Desviar la mirada.
  •      Juntar las manos, apoyar los codos, apretar los brazos contra el cuerpo. Todo ello denota una actitud defensiva.
  •      Tartamudear, no termina la frase. Sin nos bastante evidentes de nerviosismo.
  •      Sonreír con sonrisa de” cortesía” (sin mover los músculos de los ojos) y de forma inapropiada.
  •      Debe y tragar esa línea.

El mentir a la perfección o no… La vida sería compleja.


Si nunca pudiéramos mentir, mantener relaciones con los demás sería muy difícil. Habría cortesía, no suavizar haríamos las cosas, no culta y hemos los sentimientos a veces inoportunos cual justos que tenemos a lo largo del día. Diríamos” que fiesta tan aburrida”,” qué mal aliento tienes esta mañana” o “estás feísimo”, dificultando enormemente nuestra vida en común. Imaginemos que nuestro compañero de trabajo, amigo o amante fuera alguien que expresar sus emociones como un niño de pocos años. ¡Sería terrible! Decir todo lo que se te pasa por la cabeza no es algo que sea deseable.
Cuando Darwin regresó de su viaje convencido de la teoría de la evolución, también pensaba que las emociones constituían el lenguaje universal y básico de la especie humana. Por ello disfrazar las emociones no es fácil. Necesitamos emociones para convivir, colaborar y comunicarse. A diario, nos toca decidir cuándo es justo o necesario expresar estas emociones abiertamente o cuando es mejor callar o disimular para facilitar nuestra convivencia y nueve y a los demás inútilmente.




Pensamiento + “La autoestima es la valoración privada que hacemos de nosotros mismos”.
Cuando medimos la calidad como personas, tenemos en cuenta los atributos mentales y físicos que apreciamos, los logros y talentos, las habilidades para relacionarnos, para sentirnos útiles y felices, y demás rasgos positivos de la personalidad. También valoramos las cualidades que reconocen en nosotros los temas.

No solemos hablar del autoestima, sobre todo si es positivo. Por eso, las personas con buena opinión de sí mismas suelen pasar desapercibidas.

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