Debemos de ser compasivos.

Debemos de ser compasivos
Debemos de ser compasivos, porque cada persona con la que nos tratamos y nos cruzamos está seguramente librando una dura batalla.
compasion.jpg sabemos que la vida no es fácil para nadie. con el paso de los años vamos cobrando conciencia de nuestras fronteras personales, pero la mayor limitación que nos desvela la vida es que todo aquello a lo que nos aferramos, tarde o temprano, se desvanece sin avisar y en cualquier momento. Qué contraste tan enorme, ese voluntarios a fan humano por sacarnos una vida sólida, enfrentado a la realidad de que antes o después todo se acaba.
¿Para qué formamos vínculos, adquirimos conocimientos y defendemos con mayor o menor ahínco  aquello que nos importa, sí a todos se nos escapara de las manos, más bien pronto que tarde? dedicamos mucho esfuerzo a todo esto... demasiado.
Tan desconcertante no resulta esta paradoja que generalmente optamos por ignorarla. Por ello la vida nos dota de una mirada miope que nos protege de dos maneras: por una parte, nos queremos más inmunes que la media A las estadísticas sobre la muerte y la enfermedad, nos vemos más guapos y nos sentimos más inteligentes que  la mayoría. Por otra parte, no podemos vivir de cara a la eternidad coma nos refugiamos en las miradas de las personas que nos rodean y nos comparamos incansablemente con ellos. Nombramos testigos de nuestras vidas a los demás y compartimos con ellos pequeños rituales en los que escondemos nuestras inconsistencias, debilidades, esfuerzos, miedos y tristezas. Actores y espectadores a la vez de la misma obra, estamos encerrados en un mismo teatro, con la misma limitada perspectiva. Pero ahí afuera arrecia el ruido de fondo de un mundo demasiado grande, y aunque te empeñes en vivir como si no hubiese mañana, el desconcierto se cuela por los resquicios: la gente a tu alrededor y llora, muere, enferma, se resigna o se desespera... Por todas partes asoma la realidad de la vulnerable vida humana. Tal  y como la experimentamos con nuestros sentidos, tan limitados, la vida resulta muy desconcertante para unos seres cerebro, programado para sobrevivir, busca incansablemente la eternidad y la seguridad. Aunque pudieses venderle tu alma al diablo, la vida  no se deja controlar o frenar.
Así que es muy probable que a menudo te sientas solo, a pesar de vivir en un mundo superpoblado.


Pensamiento.
Nadie es indiferente a la impresión que causa en los demás.
La idea que se forja de uno mismo necesita apoyarse en la imagen que se proyecta en los demás. De ahí el empeño en mostrar una apariencia favorable que reafirme la persona que deseamos ser.

Fingir sentimientos y actitudes que no son reales consume mucha energía. Con el tiempo, la representación falla y los actores quedan en evidencia.

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