Nos Fijamos mas en lo malo que en lo bueno.

Nos fijamos más en las cosas malas que las cosas buenas.

Ponemos nuestros ojos sobremanera en una cosa mala, en un insulto en una red social que en 10 personas por ejemplo que nos quieran saludar amablemente.

Antes de ir a dormir podemos recordar la crítica del jefe, la salida de tono del hijo adolescente.Llevamos las críticas clavadas en la mente sin lograr centrar la atención en todo lo bueno que nos ha acompañado durante el día. Y eso tiene un impacto directo en el cuerpo, que se tensa para repeler la supuesta agresión.

Los demás pueden percibir mi negatividad.Enviamos señales de todo tipo a los demás. Muchas son invisibles para los ojos o tan sutiles que los demás las interpretan sin saber por, y reaccionan oponiéndose a la defensiva. Esto crea pequeños círculos viciosos en los que millones de seres se cruzan sin lograr pedir y emitir señales positivas de afecto y genera mucha frustración e incomprensión entre las personas.

Con todo lo malo que pasa en el mundo…. Muchas veces pensamos que no es justo que nos sintamos  bien. Hay quien piensa que es un”  pecado” estar de buen humor con lo que está cayendo. Cuesta estar de buen humor cuándo comemos Pensando que otros mueren de hambre, abrazas a tus hijos sanos o conduces un coche que contamina el  mundo. Pero una cosa es ser consciente del sufrimiento que hay y otra es agrandarlo más sufrimiento. El dolor y la alegría son emociones muy contagiosas, así que ayudarás más a tu entorno si transmites alegría y propones soluciones.

Es más fácil sentir miedo y pena que alegría y confianza:,Quiere sobrevivir, y por tanto ve y agranda la tristeza y minimiza la alegría, como cuando paseas por un bosque y no ves las flores sino que piensas dónde pueden anda escondida una serpiente cascabel. Para sobrevivir necesitas pensar en la  serpiente. En todos los ámbitos de la vida tenemos una tendencia conocida y medida hacia la negatividad. Pero eso  no te hace feliz. Para ser feliz necesitas fijarte mucho más en lo positivo que en lo negativo.

Podemos no encerrarnos en nosotros mismos cuando las cosas son negativas.

Aplicar la perspectiva positiva.Una estrategia poderosa es concentrarse tozudamente en lo bueno. Se llama buscar la perspectiva positiva. Por ejemplo, si tienes una crisis de pareja deja de reprochar y céntrate durante un tiempo en las virtudes del otro, en lo que te atrajo cuando le conociste. Si quieres abandonar un mal hábito, haz un listado de las veces que lo consigues. Cuando te centras en tus éxitos, eres más capaz de repetir un comportamiento beneficioso.

Podemos aplicar la regla de los 90 segundos.,Fisiológicamente cuando nos invade una emoción negativa, el cuerpo tarda en torno a unos 90 segundos en procesar las hormonas del estrés y recuperar su estado normal.Pero si al cabo de ese tiempo tú sigues pensando en lo que te enfada o entristece, repites el proceso y te quedas atrapado en un círculo sin fin.Así que cuando seas  presa de un sentimiento negativo, déjate invadir durante ese espacio corto de tiempo y no  pienses, solo déjate llevar por la emoción negativa.Y cuando sientas que la emoción negativa disminuye, vuelve a centrarte en las cosas positivas.

Busca alivio y alegría, debemos de fomentar en función de grados, en general frente a los problemas del mundo si estás cansado y triste busca alivio.Y si estás fuerte y sereno busca alegría.Si tienes un mal día, busca alivio, una siesta, un tiempo de calidad para ti.No tienes porqué sentirte bien, sino sólo un poco mejor.Pero si ya  te sientes bien, refuerza ese sentimiento:Come una fruta que te apetezca, habla con tu sobrina preferida , escucha una canción que te gusta.... debes de disfrutar.

Es importante observar que si todo esto falla, debemos de recurrir al sueño. Pasamos nada más y nada menos que un tercio de nuestra vida durmiendo y no es un tiempo perdido, sino imprescindible. La dificultad para conciliar el sueño suele ser uno de los primeros síntomas que se manifiestan cuando perdemos el equilibrio emocional y físico, y por ello también es uno de los caminos más sencillos y naturales al que recurrir para enderezar el rumbo y retomar fuerzas.