La Tranquilidad 2
La Tranquilidad 2
aemet.eswww.aemet.es/es/portada, Es fantástico como algunos dejan pasar el tiempo, creyendo que éste(el tiempo)ni se inmuta, hay un periodo en nuestra andadura humana donde no queremos, o no apreciamos su valor(el del tiempo).
Hace 16000+- millones de años, donde está la tierra(nuestro querido planeta), no había absolutamente NADA, el "bing bang", o gran explosión, había resultado hace 13000 millones de años.
Estas cifras sólo son para comparar, nuestras ínfimo paso por la vida, con la de la tierra, por ejemplo.
El tiempo pasa como un pestañeo, y pasa, todo pasa, nada se
queda inmutable.
Hay que saber vivir, aprovechar el tiempo a tiempo completo, no dejar de respirar, hinchar bien los pulmones, el segundo que pasa es segundo que no vuelve. Con esto no quiero decir que vivamos en una infernal vida de estrés, intranquilidad o cosa parecida, nada de eso, quién sabe saborear la vida, seguro que lo hará desde el equilibrio, la mesura y el orden natural de las cosas,
Hay personas que son unos tempecidas, o sea que matan el tiempo así sin más, hagamos algo para subir el valor de nuestra vida, ¡¡¡¡ADELANTE!!!!➽
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Pensamiento.
1-Quiénes toman la iniciativa en los desastres y ayudan a otros tienen más posibilidades de superar la situación, pues eluden el miedo y la confusión a concentrarse en la misión de socorrer.
Auxiliar y proteger al prójimo en las calamidades nuestra forma de víctimas a rescatadores. Si te sientes útil durante la crisis y ves que has tenido un impacto positivo en la vida de otros, resistirás y te recuperarás según y mejor de las secuelas emocionales. Ayudar a otros entonces difíciles nos hacen más resistentes al estrés y al agotamiento físico y emocional. Además, nos protege de la tendencia a aislarnos o ahogarnos en pensamientos agoreros. El comportamiento altruista estimula la autoestima positiva, pues induce en nosotros el sentido de la propia competencia y la satisfacción de hacer y haber contribuido a la seguridad de otros .
2- Las buenas muertes existen.
Compartir el trámite de morir de una persona querida Y despedirnos de ella por última vez es una forma poderosa de intercambiar amor y solidaridad. Representa una prueba personal sublime y enriquecedora. Se requiere cierta dosis de entereza y valentía para enfrentarnos a recuerdos penosos o entrañables que normalmente se evitan, o para dar cariño y paliar las molestias físicas del agonizante. Pero la carga casi nunca resulta demasiado pesada. Para la mayoría de los acompañantes se trata de una labor casi sagrada, una tarea que no sólo aceptan, sino que desean. Mientras que dejarse cuidar se convierte en el último regalo del moribundo.
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