Las emociones se contagian.

Las emociones se contagian.

Estamos programados para contagiarnos Emociones por  diversas razones:
  • Para aprender.Nos copiamos desde que nacemos, como un bebé recién nacido que a las pocas horas de nacer, ya puede imitar a sus padres. Imitar nos ayuda a aprender de los demás.
  • https://cdn.pixabay.com/photo/2012/04/18/15/58/man-37410_960_720.pngPara sobrevivir.Las emociones de los demás pueden salvarnos la vida. Imaginemos por ejemplo una bandada de pájaros que picotean en una plazoleta a la que se acerca un gato sigilosamente .El primer pájaro que lo vea saldrá volando, y todos le van a seguir sin pensar, como un solo pájaro, porque la Bandada les da protección, multiplica sus posibilidades de detectar peligro y de cobijarse.
Como no queremos estar fuera del grupo, invitamos a los demás de forma consciente e inconsciente: copiamos gestos, risas, toses acentos, seguimos modas en la forma de vestir o de hablar... aunque sea una programación antigua diseñada para ayudarnos a sobrevivir, no ha cambiado porque todavía funcionamos con muchos instintos ancestral. De hecho, los estudios más recientes indican que la presión social es capaz de cambiar y moldear nuestras decisiones porque el cerebro nos alerta cuando no pensamos como los demás, y nos recompensa si nos conformamos a la mayoría.También hay que tener en cuenta que las emociones, sobre todo las emociones más intensas, como el desprecio, la ira o la tristeza cómo se contagian como un virus, porque esas son las emociones que el cerebro cree que más pueden ayudarnos a sobrevivir.
La globalización implica una mayor capacidad de contagio emocional, un fenómeno natural que se está acelerando y amplificando por lo fácil que resulta hoy en día conectarnos.


Pensamiento.
https://cdn.pixabay.com/photo/2014/06/29/13/38/secret-379428_960_720.jpgLos peligros desconocidos y las calamidades incontrolables provocan sentimientos abrumadores de vulnerabilidad e incertidumbre.
El temor a la agresión sin motivo aparente a manos de un extraño encabeza la lista de las peores pesadillas, porque este suceso rompe los esquemas más elementales de la confianza.

No hay criatura más temible que el agresor que elige sus víctimas al azar y cuya conducta no tiene método y no sigue cierta lógica.

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